domingo, 18 de julio de 2010

Realidades de esta Sociedad


Las lecciones de la vida vienen de manera inusual muchas veces, unas directas y vividas en carne propia y otras narradas por personas que se encuentran viviendo esas situaciones,  y que en momentos de desesperación en la cual ya no pueden más te las confían y te vuelven sus cómplices en el dolor  y la desesperación.
Es así, que por cosas de la vida  se cruzo  en mi camino una señora de  unos 30  y picos o quizás 40 y picos, desesperada un día toco la puerta de mi casa, pidiendo ayuda, pues la misma se encontraba  pasando por una realidad bastante cruda  y que  es común para algunos núcleos de nuestra sociedad.
Dicha señora  es madre y padre de tres niños preciosos, y digo que es madre y padre, debido a que su esposo   se embarco en un Viaje Sin Regreso de esos que lastiman a largo plazo, el se embarco en un viaje en yola hacia la isla de Puerto Rico como muchos Dominicanos de escasos recursos y de grandes sueños.
El viaje inicio en el 2003 y estamos en el 2010 y hasta  la fecha  la señora no sabe nada de su marido, si está vivo o falleció a causa de las dificultades y riesgos que implica esa travesía. Hace  un año murió el padre de este y la señora   fue a aquel triste acontecimiento  con la esperanza de ver a su marido en el velatorio de su padre, pero la realidad fue otra, la señora fue durante los nueve días con la misma ilusión y esperanza que fue  el primer   día  y al pasar la vela, sus miedos  e incertidumbre sobre la situación y el paradero de su marido crecieron más. Este nunc a llamo ni fue al velatorio de su padre.
Como por cosas de la vida narra ella,  no tiene trabajo estable  desde hace unos años y mantiene a sus hijos con pequeños  trabajos que se le aparecen, pero dice también que cuando ya no hay nada que darle a sus hijos lo único que les puede decir con el corazón destrozado es:
-Hijos míos no hay nada que comer, bébanse un vaso de agua que es lo único que hay.
O en algunos casos, acude a su madre a quien en mucha ocasiones dice ella:
He  tenido que tirarme en el suelo y rogarle para que le pueda dar algo de comer para hijos y para mí.
Esta es una historia dramática, y fuerte pero existen miles  y millones iguales o más fuerte que está en el mundo, no solo en esta parte.  Pero lo interesante es que esta señora con todas las dificultades que tiene se tiene que levantar  a eso de las 5:00 a.m. , para estar en uno de los Hospitales Públicos de mi país, acudiendo por ayuda ya que su hija mayor sufre de toxoplasmosis  y  tiene que seguir con  un tratamiento, ya que el mismo  le es facilitado en aquel lugar.
Nota:
El amor es lo más grande que  existe, y es duro escuchar y en este caso leer este tipo de historias que son crudas realidades que suceden en muchas partes del mundo, lo bueno es que  hay  formas de ayudar, maneras en las que podemos contribuir a que estas personas sigan adelante con sus vidas, y lo más importante es que estas nos motivan a  seguir a no perdernos y a valorar más nuestras vida

sábado, 17 de julio de 2010

Mi Jardin