Al llegar el amanecer, al descubrir un nuevo día, nos encontramos con un pequeño regalo en la entrada principal de nuestras vidas, envueltas de manera delicada y casi perfecta, envuelta en algo más que valiosos lazos de oro.
Al abrir las puertas del corazón, recibimos el regalo mas preciado, ese que no se cambia, no se presta y que nunca ha estado en venta. Ese que recibimos todos pero que algunos descubren un poco tarde.
Solo algunos logran ver lo que es, son pocos los que han descubierto lo poderoso que puede ser y lo frágil a la vez. Muchos lo buscan, lo han buscado y lo seguirán buscando, sin ver que en las puertas de su corazón siempre ha estado esperando, a ser visto, a ser disfrutado, cuidado y agradecido.
Abramos las puertas de nuestro corazón y dejemos de asegurar nuestros sentimientos, aprendamos a disfrutar de ese regalo tan preciado e importante que no tiene ni tendrá jamás precio.
¡La vida!